PELIGRO INVISIBLE: CASI TODA LA POBLACIÓN MUNDIAL RESPIRA AIRE NOCIVO PARA LA SALUD

Un estudio de la Universidad de Chicago reveló que el impacto en la salud por intoxicación por partículas contaminantes iguala al daño que genera el tabaquismo, triplica los valores de deterioro por consumo de alcohol y supera hasta 6 veces los del VIH. Cuáles son las cifras en Argentina y qué enfermedades acarrea respirar aire tóxico.

 

¿Entrarías a una habitación totalmente sellada si te dijeran que el aire que vas a respirar ahí adentro podría generarte cáncer de pulmón, asma o cardiopatías?

 

Seguramente, la respuesta sería que no. Sin embargo, no es necesario acudir a una metáfora para ilustrar que respiramos constantemente aire altamente tóxico. Lo hacemos todos los días, en todos lados y poco se sabe del problema.

 

En junio, una investigación del Instituto de Política Energética de la Universidad de Chicago (EPIC) -que estudia el Índice de Vida de la Calidad de Aire (AQLI, por sus siglas en inglés)- reveló que la contaminación del aire por Materia Particulada (PM2,5) es “la mayor amenaza para la salud mundial” y advirtió que en la actualidad las personas disminuyen en promedio hasta 2,2 años su esperanza de vida por estar expuestas a estos altos niveles de polución.

 

Según remarca el informe, el número de personas afectadas por esta problemática mundial representa al 97,3% de la población global. En términos de esperanza de vida, representan un total combinado de 17 mil millones de años menos para las 7.400 millones de habitantes del mundo que respiran PM2.5 o gases como el Ozono, Dióxido de Nitrógeno, Dióxido de Azufre y Monóxido de Carbono, entre otros. Todos elementos que están suspendidos en el aire con un alto grado de toxicidad.

 

 

Qué es la materia particulada y por qué es peligrosa para la salud

 

Pablo Orellano, doctor en Epidemiologia de Campo e investigador del Conicet, explicó a Télam que este material está compuesto por "partículas que se encuentran en suspensión, partículas sólidas que por el tamaño que tienen pueden estar suspendidas en el aire durante mucho tiempo y, por esa razón, nosotros podemos respirarlas".

 

Estas partículas –comentó- están en todos lados y pueden desprenderse de cualquier material como carbón, sílice, sales u otros compuestos orgánicos: "Su presencia en una zona determinada dependerá de qué tipo de fuente se encuentre cercana para emitir esa sustancia, por ejemplo, cerca de la costa, va a haber más partículas que van a ser sales”, aclaró.

 

¿Por qué es tan nocivo para las personas? 

Se considera que las más peligrosa de estas sustancias en suspensión es la PM2,5, que tiene un diámetro de 2,5 micras –una milésima parte de un milímetro- y que, por su tamaño suficientemente pequeño, tienen la potencialidad de entrar a nuestro sistema respiratorio, “ingresar a los pulmones, luego a los alvéolos y por esa vía llegar al sistema circulatorio, con lo cual, podría tener más afectación en la salud por entrar más profundamente”, remarcó Orellano.

 

Qué actividades expulsan estas partículas al aire

Orellano, que participó de un proyecto de investigación para la Organización Mundial de la Salud (OMS), describió que la contaminación del aire puede tener distintos orígenes. "En algunos casos puede ser por causas naturales, como incendios forestales o erupciones volcánicas. En otros, de origen antrópico, es decir, generadas por el ser humano, como industrias, transporte, energía o contaminación por agro-tóxicos", describió.

 

Asímismo, desde la OMS explicaron que las actividades económicas que expulsan una mayor cantidad de partículas contaminantes al aire, por fuera del calentamiento global (una de las principales causas) son: la planificación urbana, la generación de electricidad y la manera en la que las ciudades gestionan los desechos municipales y agrícolas.

 

Para cada una de ellas, el organismo elaboró una serie de soluciones que podrían permear el escenario actual y solventar una mayor calidad de vida a futuro, entre las que están: la utilización de tecnologías limpias que reduzcan las emisiones de las chimeneas industriales; garantizar el acceso a soluciones asequibles de energía doméstica; vehículos y combustibles de bajas emisiones, especialmente combustibles con bajo contenido de azufre; aumento de fuentes de energía renovable y estrategias de reducción, separación y reciclado.

 

 

Cómo parte del conflicto, el estudio del EPIC dejó entrever que uno de los motivos medulares que dificulta aún más una solución efectiva es la falta de inversión por parte de Estados y las ONG. Estas últimas, en conjunto, destinan a esta problemática apenas el 0,1% del total de subvenciones que emplean en diferentes causas.

 

Para graficar el delicado escenario de vulnerabilidad, el informe del AQLI comparó estos valores con algunas de las causas que más fallecimientos generan en las personas: "El consumo de alcohol reduce la esperanza de vida en 8 meses; agua insalubre y saneamiento, 7 meses; VIH, 4 meses; paludismo, 3 meses; y actividades relacionadas al terrorismo, solo 9 días", mientras que la polución lo hace hasta en 2,2 años.

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Además, advirtió que “si bien es posible dejar de fumar o tomar precauciones contra las enfermedades, todos deben respirar aire. Por lo tanto, la contaminación del aire afecta a muchas más personas que cualquiera de estas otras condiciones”, informó.

 

En Argentina mueren cada año 15 mil personas por enfermedades iniciadas por el alto nivel de polución local y que derivan en cáncer de pulmón, cardiopatías, asma y otras patologías respiratorias, según la OMS.

 

Esto llevó a que la organización, que hace décadas establece directrices que sirven de referencia para medir los niveles de contaminación aérea, dedique cinco años de investigación en este tema para modificar el índice mínimo de su norma mundial de calidad de aire por país, ciudad o región, disminuyéndola de 10 micrográmos de materia particulada de 2,5 micras por metro cúbico –el último acuerdo en 2005- a cinco (5µg/m3).

 

Esta reducción de los umbrales de seguridad de los “contaminantes criterio” implica que “con menores concentraciones ya existe un riesgo o una afectación a la salud”, advirtió Orellano, que participó de un grupo de investigación para la OMS y remarcó que esto se debe a que “durante los últimos años hubo mayor evidencia científica que comprobó que aun con niveles de contaminantes muy bajos, el daño a la salud es el mismo”.

 

En diálogo con Télam, el especialista en contaminación e integrante del Centro Europeo para el Medio Ambiente y la Salud de la Organización Mundial de la Salud, Pierpaolo Mudu, explicó que “esta base de datos se actualiza regularmente cada dos o tres años desde 2011”, y que “aún es demasiado pronto para ver y medir cambios. Por lo general, toma varios años, pero las políticas e intervenciones son efectivas y sabemos que muchos países están considerando revisar su actual estándar para alinearlo con los niveles recomendados por la OMS”.

 

Frente a la pregunta sobre la relación entre la crisis medioambiental y los efectos contaminantes del aire, Mudu confirmó que “en particular, la dependencia de los combustibles fósiles y no de las energías renovables, la expansión del transporte y la movilidad basados en combustibles contaminantes y el apoyo a la demanda de transporte de vehículos de motor privados en lugar de transporte público, el desprecio de los efectos del clima y los crecientes niveles insostenibles de consumo de energía convergen en la crisis que estamos viviendo”.

Los riesgos ambientales son responsables de aproximadamente una cuarta parte de la carga de salud”, completó.

 

“Las personas mueren de enfermedades específicas como ataque al corazón, infecciones respiratorias que son exacerbadas o causadas por la contaminación del aire y otros factores de riesgo. Por primera vez en el Reino Unido, y probablemente en el mundo, la contaminación del aire ha sido reconocido como causa de muerte de una persona y no sólo como factor de riesgo”, cerró el miembro de la OMS.

No afecta a todos por igual

Frente a esta cuestión se abren dos escenarios: las zonas rurales y las zonas urbanas. ¿El nivel de contaminación es el mismo en ambos lugares? Cualquier actividad que se genera en estos dos escenarios tiene la capacidad de afectar nuestra salud.

“No hay una contaminación mejor que la otra”, definió Orellano y completó: “Esto va a depender de qué componentes se trate”.

 

Por ejemplo, la contaminación por agrotóxicos en el campo tiene que ver fundamentalmente con unos materiales que se llaman “compuestos orgánicos volátiles”, que son altamente tóxicos. Pero en las ciudades hay más concentración de personas, con lo cual, “hay un mayor impacto en las ciudades simplemente porque hay mayor número de gente viviendo que en lugares rurales, sólo esa es la diferencia”, explicó el investigador.

 

Sobre la pobreza como factor influyente en los niveles de contaminación aérea en las personas, Orellano dijo que esta condición social “es un factor de riesgo para cualquier problema de salud, las poblaciones más vulnerables siempre tienen más riesgos”. ¿Cómo se traduce esto a la vulnerabilidad que provoca el Material Particulado PM2,5? Por su cercanía a las fuentes de esa contaminación.

 

“Las poblaciones más vulnerables no tienen tanta visibilidad como para que, en el caso de tener que controlar esas fuentes de contaminación, esto sea posible”, aclaró el investigador, y cerró: “Tampoco tienen garantizado el acceso a la salud como alguien que no está en una situación de pobreza, en el caso de tener que curar la enfermedad causada por contaminación”.

En tanto Alejandra Briozzo, neumonóloga del Hospital de Infecciosas Francisco Javier Muñiz,  advirtió en conversación con Télam que "es difícil el acceso a un tratamiento ya que las terapias respiratorias son muy caras, tanto como $5 mil a $20 mil un aerosol, y en general uno combina dos o tres en un mismo paciente. Sabemos que la polución existe y que puede producir EPOC, pero para recomendar la no exposición se tendrían que mudar a una zona que no la tenga”.

 

Fuente y fotos: Télam

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